Ley de CAUSA Y EFECTO.
Este sexto Principio Hermético se basa en un lema que dice:
“TODO EFECTO TIENE SU CAUSA; TODA CAUSA TIENE SU EFECTO”.
Con
esto se quiere decir que nada sucede por casualidad o por que sí, el
azar no existe; la palabra casualidad es una palabra vacía, no tiene
sentido, la verdadera palabra es “causalidad”.
Vivimos
en un Universo causal, un Universo que es el efecto de una causa
anterior a él, es decir, nuestro Universo es un Efecto Visible producto
de una Causa Invisible y al mismo tiempo tangible, ya que estamos
palpando sus efectos. Esto que en lenguaje metafísico se llama “Primera
Causa Única”, es lo que comúnmente conocemos con el nombre de Dios. Él
es la Primera Causa, detrás de Él no se contempla una causa anterior de
la que Él sea efecto. No. Él es causa, su presencia, su ser, su
vivencia, están presentes sin que causa anterior los hayan originado,
por esto es La suprema causa única origen de todo lo existente.
Ahora bien, “TODA CAUSA ORIGINA UN EFECTO”:
este efecto a su vez se transforma en causa que produce a su vez otro
efecto y bajo este Principio de causa y efecto se desarrolla y funciona
todo el Universo.
Bajo
esta Ley de Causa y Efecto el hombre estudia la materia y desarrolla La
Química. Veamos: Causa: dos metales o sustancia en aleación. Efecto: un
tercer metal o tercera nueva sustancia. Ejemplo: Causa: Hidrógeno más
Oxígeno. Efecto: Agua.
A
Dios es “El Todo” y nosotros a nuestra vez somos “El Todo dentro del
todo”. Dios es “El Todo”, porque antes de la Creación de su universo,
este Universo existía dentro de Él en potencia, como dentro de la
primera semilla de naranja creada por Él existían en potencia todos los
árboles de naranja con sus frutos y semillas que han nacido sobre la
tierra a través de innúmeras edades. Porque aquella primera semilla que
salió de la Primera Causa única de todo lo existente, a su vez de efecto
se volvió Causa.
Nosotros
y con nosotros todas las demás cosas que existen estábamos en potencia
dentro de la Mente Divina y así ya manifestados, o sea, ya expresados en
materia formamos un “Todo Global” que vive dentro de ese “Todo Causal”,
efecto de un Principio Único que no es efecto de nada sino por el
contrario Causa de Todo.
Decimos
que nuestro Universo es causal, porque siendo un efecto, bajo el
imperio de esta Ley se vuelve Causa de posteriores efectos y es así como
concatenadamente se desarrollan la vida, los sucesos y el escenario
donde nos movemos. Es bajo esta Ley de Causa y Efecto como se forja
nuestra individualidad física, mental, emocional y anímica.
Estudiándola
como Ley usada positivamente encontramos que padres equilibrados
educacional y emocionalmente obtienen como efecto un hogar pacífico,
estable, donde los niños se sienten seguros al lado de padres a quienes
aman y admiran y así se forman familias ejemplares que obtienen como
efecto la felicidad y el respeto social.
Como lo expresa el Kybalión:
“TODA
CAUSA TIENE SU EFECTO Y TODO EFECTO TIENE SU CAUSA; TODO SUCEDE DE
ACUERDO CON ESTA LEY. LA SUERTE NO ES NADA MÁS QUE EL NOMBRE QUE SE DA A
UNA CAUSA NO CONOCIDA. HAY MUCHOS PLANOS DE CAUSALIDAD PERO NADA ESCAPA
A ESA LEY”.
Así
pues, nada ocurre casualmente, es decir, impremeditadamente, de pronto,
porque sí, sin una Causa que lo produzca. Dice el Kybalión que la
palabra “suerte” es una palabra sin sentido, inventada por el hombre
para justificar algo que no comprende, así se oye decir: “Fulano tiene
muy buena suerte, todo le va bien, en cambio yo...”. Mas si esta persona
que así habla conociera la Ley de Causa y Efecto, en vez de hacer tan
errónea afirmación se dedicaría a buscar la Causa que produce el éxito o
lo que él llama la “buena suerte” de fulano, es decir, el Efecto.
Existen
muchos planos de Causas y Efectos dominando los Planos Superiores o los
Inferiores. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los
cuales se puede ascender más allá del plano ordinario de Causas y
Efectos hasta cierto grado y alcanzando mentalmente el Plano Superior
logran convertir sus “Efectos” en “Causas”. Las multitudes se dejan
arrastrar por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y
voluntades de algunos y a veces hasta de uno solo, si éstos algunos o si
éste solo, como Causa, es superior a ellas. La herencia, las
sugestiones y otras múltiples Causas nos empujan como autómatas al gran
escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el Plano
Superior, dominan sus caracteres, sus modalidades, gobiernan sus
cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los rodea,
convirtiéndose de esta manera en dirigentes en vez de ser ellos los
dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el gran
juego de la vida; en vez de ser ellos los jugadores se convierten en
espectadores-directores, jamás son los autómatas débiles ante voluntades
ajenas, jamás consienten en ser Efectos de Causas negativas, jamás se
prestan a ser Causa Negativa en posteriores efectos indeseables.
Utilizan los Principios inteligentemente en lugar de dejarse golpear por
ellos, nunca se dejan influir por Causas de los Planos Inferiores.
En
cambio estos Maestros obedecen a las Causas de los Planos Superiores a
aquel en el cual ellos se encuentran, pero lo hacen inteligentemente,
prestando su colaboración para regirse en su propio plano. Esto mismo
debemos hacer nosotros que también estamos bajo el imperio de esta Ley
Cósmica, prestando nuestra colaboración para que el Plan Divino se haga,
sin ser nosotros golpeados por la Ley sino por el contrario,
manejándola inteligentemente como Causa Positiva para que sus Efectos en
nosotros sean Positivos.
Cuando
algo negativo está sucediendo en nuestras vidas, enseguida debemos ir a
estudiar la Causa que está produciendo ese Efecto; encontrada la raíz
del mal, se extirpa y el mal desaparece, encontrada la Causa que nos
está fastidiando, corregirla cambiándola o sembrando en su lugar una
Causa buena para que el Efecto se cambie. Es lo que instintivamente
hacen los médicos. Hay fiebre, este es un Efecto, enseguida buscan qué
Causa la produce. Tratada la Causa la fiebre desaparece. Esto sirve
tanto para lo físico, como para lo social, lo mental, lo emocional y lo
material.
Si
tus negocios no van bien, si tu provisión no es suficiente, busca la
Causa, modifícala y el Efecto se modificará también. Que nadie te
quiere, que te sientes infeliz, que tu hogar es un infierno, estudia la
Causa, arréglala y el Efecto se arreglará también. Esto se llama
Polarizar, pasar de una Causa Negativa a una Positiva, polarízate en
cada tropiezo que tengas, buscando primero la Causa, y así verás
desaparecer el Efecto. Siembra Causas Positivas y cosecharás Efectos
Positivos también. Eso lo dice el Evangelio:
“EL QUE SIEMBRA ABROJOS RECOGERÁ ESPINAS”: Ley de Causa y Efecto.
El
Principio de Causa y Efecto se encuentra presente en todo pensamiento
científico antiguo o moderno y fue enunciado por los Instructores
Herméticos desde muy remotas edades. El inminente Principio de Causa y
Efecto ha sido aceptado como correcto por todos los pensadores del
mundo. Discurrir de otra manera sería sacar el Universo del dominio de
la Ley y del orden, relegándolo a ese algo imaginario que el hombre
llama casualidad.
Fíjense
bien que hay una gran diferencia entre las palabras “casualidad” y
“causalidad”. Casualidad es lo que supuestamente ocurre por azar (y esto
es imposible, nada ocurre de este modo) y causalidad es simplemente el
origen de todo efecto. No hay sitio en el Universo para nada que pueda
funcionar independientemente de una Ley. La existencia de algo semejante
convertiría a todas las leyes naturales en cosas sin valor, sin
eficacia, en algo susceptible de ser cambiado a capricho, lo cual
traería como consecuencia inmediata un caos.
Las
Leyes son inmutables y se cumplen inexorablemente. Las Leyes funcionan
en todo y dentro del Todo un examen cuidadoso demostrará que lo que
llamamos Casualidad es sólo una expresión concerniente a causas
obscuras, es decir, causas no descubiertas o no buscadas.
La
palabra “Casualidad” se deriva de una frase que significa “echar los
dados” y encierra la idea de que la caída, es meramente una caída, sin
relación con nada anterior, es decir, es un efecto del azar. Y así en
este sentido suele emplearse esa palabra. Pero si examinamos el asunto
bajo otra luz veremos que no hay tal “casualidad” absolutamente en la
caída del dado. Cada vez que el dado cae mostrando cierto número,
obedece a una Ley, tan infalible como la que gobierna la revolución de
los planetas alrededor del Sol. Detrás de la caída del dado existe una
causa o una cadena de causas; es decir, se juntan ordenadamente cierto
número de factores y leyes de la Física, que impulsan al dado a caer con
una de las caras hacia arriba. Estos factores son o pueden ser, la
postura del dado dentro del cubilete, la vibración de la mano que lo
impulsa, una arruga en el palo de la mesa, la rapidez del movimiento de
la mano. Tantas veces como estos mismos factores se junten
ordenadamente, tantas veces caerá el dado en la misma forma. No hay pues
tal juego de azar, sino juego de combinación de factores. Esto lo saben
instintivamente muchos jugadores profesionales y son esos tahúres que
viven del oficio de echar los dados porque siempre ganan. Es un juego en
que la Ley de Causa y Efecto funciona como en todo, siendo la Causa los
factores que concurren y el Efecto la caída del dado en determinada
posición. No es un juego de casualidad o azar, sino un juego de causalidad.
Nada
ocurre sin Causa, mejor dicho, sin una cadena de Causas. Las Causas y
los Efectos residen meramente en los sucesos. Un suceso o acontecimiento
es lo que viene, llega y ocurre como resultado de un acontecimiento o
evento anterior. Ningún acontecimiento crea otro, es sólo un eslabón
precedente en la gran cadena coordenada entre todos los acontecimientos
precedentes, consecuentes y subconcecuentes. O sea, acontecimientos
anteriores, sucediéndose y por sucederse.
Existe
siempre una relación entre lo que pasa y lo que sigue. Así como un
hombre tiene dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis
tatarabuelos y así sucesivamente multiplicándose en forma geométrica al
cabo de 40 generaciones el número de sus antecesores se calcula en
millones de individuos; asimismo ocurre con el número de Causas que
subyacen tras el fenómeno más insignificante.
Todo
pensamiento generado en nuestra mente, todo acto realizado tiene sus
resultados directos o indirectos que se eslabonan coordinadamente en la
cadena de Causas y Efectos. Esto nos lleva a pensar si tenemos libre
albedrío u obedecemos a un destino que ya está determinado. La verdad es
que seguimos ambas cosas, pero el Principio de Polaridad que ya tú
conoces demuestra que ambos aspectos son semiverdades.
Lo
cierto es que el hombre puede a la vez ser libre y limitado por la
necesidad, dependiendo todo de la altura de la Verdad desde la cual se
examine el asunto. Los hombres en la mayoría son más o menos esclavos de
la herencia, del medio ambiente y manifiesta muy poca libertad de
albedrío. Continuamente se ven arrastrados por las opiniones, costumbres
y pensamientos del mundo externo, así como también por sus
sentimientos, emociones, pasiones, etc. No manifiestan el menor gobierno
de sí mismos que merezca ese nombre. Suelen decir: “Yo puedo obrar con
plena libertad y hacer lo que me dé la gana y hago precisamente lo que
quiero hacer”. Pero no pueden explicar por qué o de dónde viene el
“necesito” y el “me gusta”. ¿Qué es lo que hace querer una cosa con
preferencia a otra? ¿Qué es lo que me hace gustar de una persona y no de
otra? ¿Hay alguna razón para mis gustos y necesidades?
La
mayoría de los hombres son arrastrados como si fueran una piedra,
obedeciendo al medio ambiente, influencias o emociones internas, etc.,
por no hablar de los deseos y voluntad de aquellos que son más fuertes
que ellos. Todo esto los arrastra sin que haya resistencia de su parte,
porque suelen creer que en verdad son ellos quienes se mueven y la
verdad es que no son más que fichas en el tablero de ajedrez de la vida,
desempeñan su parte y luego quedan a un lado, fuera del juego. Pero
aquellos que conocen la verdad, o sea, las reglas del juego, se elevan
por encima del plano material y colocándose en contacto con los Poderes
Superiores de su naturaleza, dominan los planos y se hacen directores
del juego en vez de fichas. Se hacen Causa en vez de Efecto. No es que
se liberen de la causación, sino que siguen la causación de leyes
superiores adueñándose así de los planos inferiores. De este modo se
hacen parte consciente de la Ley, trabajan con ella, en vez de ser
ciegos instrumentos.
Lo que la humanidad en su ignorancia llama “casualidad” no es más que una desfiguración de la palabra “causalidad”. Y
esta palabra nos contesta la gran interrogante del hombre. ¿De dónde
vengo? Esta Ley ha sido dada a conocer por los Grandes Seres
Adelantados.
Buda la enuncia al decir:
“LOS EFECTOS SIGUEN A LAS CAUSAS COMO LA SOMBRA AL CUERPO”.
Jesús, al referirse a esta Ley, dijo:
“CON LA VARA QUE MIDIERES SERÁS MEDIDO”.
Hermes dijo:
“CON LA MISMA ENERGÍA CON QUE UN PÉNDULO OSCILA HACIA LA IZQUIERDA, CON ESA MISMA ENERGÍA OSCILA HACIA LA DERECHA”.
Si
la humanidad hubiera comprendido la enseñanza de Buda, Jesús, Hermes,
etc., se encontraría en un camino de prodigiosas realizaciones y los
estados de evolución humana serían algo esplendoroso frente a la
naturaleza y la vida.
En
los actuales momentos se han verificado progresos extraordinarios en el
dominio de la Física, incluyendo a la electricidad, y a la mecánica;
pero esto no ha reportado felicidad alguna al corazón humano. Esto se
debe a que el progreso de la técnica no ha marchado paralelo con el
progreso de la ética y la estética y la comprensión espiritual de la
vida.
El mundo se halla supercivilizado, pero totalmente inculto en cuanto se relaciona con la naturaleza interna del hombre.
Comprendida ya la Ley de Causalidad tenemos que aprender cómo es posible levantarse por encima de la Ley.
La
Ley Espiritual eclipsa y domina todas las Leyes del Plano Físico y del
Plano Mental. Esto no significa que las Leyes del Plano Físico o Mental
puedan quebrantarse en su correspondiente Efecto; lo que significa es
que el hombre tiene el poder de levantarse por encima de estos planos al
Plano del Espíritu, planos de Dimensión Infinita donde tales Leyes no
le afectan más.
En
el Plano Espiritual todo es perfecto, eterno, inalterable, no hay míos
ni tuyos, no se puede cosechar nada malo porque nada malo se puede
sembrar. Pasándose a los Planos Espirituales para evadirse de los malos
Efectos de una mala Causa, lo que hace el hombre es negar la mala Causa y
reconocer la Causa Única de todo Bien. Cuando el hombre levanta su
atención al Plano del Espíritu por medio de la oración, meditación o el
tratamiento, se pone bajo la Ley del Bien Perfecto y se libra del Karma.
Karma
es precisamente el efecto negativo que cosechamos por nuestros actos,
pensamientos, sentimientos y palabras negativas, anteriores. Estas son
las buenas nuevas que Jesús enseñó: Los Evangelios. El hombre hecho a
imagen y semejanza de Dios tiene dominio sobre todas las cosas. Puede
elegir: confinarse en las regiones limitadas de los planos físicos,
astrales, mentales y emocionales y allí quedar atado a la rueda del
Karma; o apelar por la meditación y la oración al Reino del Espíritu, al
Cristo y así liberarse.
CUANDO REZAMOS COMENZAMOS A ERRADICAR GRADUALMENTE LAS CONSECUENCIAS DESAGRADABLES DE NUESTROS ERRORES PASADOS.
Por cada falta, o tenemos que sufrir las consecuencias y ser
castigados, o las cancelamos por medio de la Oración. Por la práctica de
la Presencia de Dios en nosotros mismos y en todas las cosas
No
hay que equivocarse pensando que podemos pecar y evitar las
consecuencias repitiendo una oración. No. Para borrar el castigo que
sigue al pecado se requiere una realización de Dios lo suficientemente
auténtica como para cambiar radicalmente el carácter del pecador. No
sirve una oración superficial. Cuando la oración o el trabajo espiritual
han sido tan eficaces que el pecador llega a ser otro hombre (un hombre
nuevo) y no desea repetir el pecado, entonces será salvado. Se
convierte en Causalidad de bienes en lugar de Causa de Efectos malos.
LA MENTE ES UN MOTOR. LOS PENSAMIENTOS SON FUERZA O ENERGÍA QUE GENERA LA MENTE.
Esta
energía sale de nuestra mente en vibraciones, en ondas que, por obra y
gracia de otra Ley que se llama El Ritmo, regresan a nosotros
rítmicamente trayéndonos el fruto de lo que hemos sembrado, y como se
sabe, el fruto es análogo a lo que se siembra. Es decir, que si haces un
bien a alguien, esas palabras o ese acto bueno salen en vibraciones de
color. Ese color tanto si es positivo como si es negativo atrae otras
vibraciones de su mismo color que pululan en el espacio sembradas por
otras mentes y te regresan aumentando el bien o el mal que hiciste. Te
ocurren cosas bellas, cosas milagrosas y dices: ¡Qué casualidad, mira lo
que me sucedió hoy por la mañana, qué maravilla! Cuando has debido
decir: ¡Qué causalidad, qué frutos tan bellos he recogido de alguna Causa buena, que he sembrado por ahí. Gracias Dios mío!
Y si por el contrario eres golpeado por la Ley de Causa y Efecto, que
has violado quizás sin darte cuenta y empiezan a sucederte cosas
realmente desagradables, dices: ¡La verdad es que estoy maldecido, todo
lo que hago me sale mal! ¿Qué habré hecho yo para que me sucedan estas
cosas? Y la verdad es que estás dando en el clavo. ¿Qué habrás hecho
para que te sucedan cosas negativas? Busca la Causa, destrúyela,
modifícala y el Efecto, el mal Efecto, desaparecerá como por arte de
magia.
Es
muy confortante saber que el perdón de Dios por el mal uso de su
energía (muestra fuerza vital, la que nos mantiene vivos en este plano)
siempre está a mano para aquellos que realmente lo deseen. Cualesquiera
que sean las Causas, el pecado, el error, la impureza, la imperfección
en que hayamos caído, tenemos una manera consciente de transmutarlos,
¿Sabes lo que quiere decir “transmutar”? Quiere decir cambiar,
transformar, y podemos hacerlo sin costo alguno.
Cuando
las personas se dan cuenta de que ellas mismas son las causantes de los
males que las aquejan, de todas las limitaciones que encuentran en su
mundo, de pronto les entra un intenso deseo de arreglar las cosas,
sinceramente. Este deseo es el que cuenta y cuando este deseo es sincero
y fuertemente proyectado recibe toda clase de ayuda de las Esferas
Superiores.
El
camino que estás recorriendo durante el transcurso de tu vida lo
trazaste tú mismo sembrando las Causas, ahora recoge tus propios
Efectos. Es importante pues que estés siempre alerta, sembrando Causas
Buenas para que recojas Efectos Óptimos.