Las Sacerdotisas de la Diosa - Las Guardianas del Grial (Los Tartessos)
María
Magdalena es el nombre con el que ha pasado a la historia la
sacerdotisa y guardiana del grial que ungió al iniciado llamado
Jesucristo, sobre el que luego se fundó una gran religión patriarcal que
tergiversó el mensaje original.
La
Gran Sacerdotisa fue desprestigiada calificándola de vulgar prostituta.
Se la degradó hasta convertirla en una simple ramera, pecadora
arrepentida discípula del Maestro. En realidad Ella fue la encomendada
por el Círculo Grialiano para elegir a un nuevo Iniciado.
Aunque
las verdaderas enseñanzas de Jesús fueron perseguidas y manipuladas
inmediatamente tras su muerte, el mensaje profundo subyace a pesar de
los sacerdotes espúreos que se proclaman sus sucesores y predican en su
nombre.
El
verdadero y primigenio mensaje de Cristo no hablaba de un Dios Padre
Supremo sino de la Divinidad Integral: La Gran Diosa y su
Compañero-Esposo. Imposible reconocer el genuino mensaje después de
veinte siglos de manipulación.
Magdalena y Jesús se iniciaron en Egipto y predicaron después en Palestina.
Tras
la muerte de Juan el Bautista (a la izquierda del retablo) la
sacerdotisa Myriam, de apodo la Magdalena, designó a Jesús como el nuevo
Elegido, y así lo ritualizó, escenificó y manifestó mediante la unción
con el más sagrado óleo, según la tradición de la época y la antigua
cultura. Ella fue siempre la portadora del vaso de alabastro, que le
otorgaba el poder de designar al Mesías, al Señor, al Rey Iniciado, al
Esposo.
Ella
reeditó y encarnó a la Dama Oscura del Cantar de los Cantares, la
sagrada sacerdotisa que el poema denomina hermana y esposa.
Como
alta sacerdotisa conferida del poder de la iniciación la Magdalena es
tradicionalmente representada en la iconografía del arte sacro vestida
con una túnica o un manto rojo, símbolo de la diosa como iniciadora.
Muchos artistas a lo largo de la historia han trasmitido la enseñanza en
clave, a pesar de que la jerarquía sacerdotal patriarcalista
pretendiera manipular y usurpar la verdadera enseñanza original de la
pareja iniciática.
Myriam
la Magdalena no es una arrepentida pecadora sino una suma sacerdotisa
sagrada dotada de todo su poder religioso. Ella fue guardiana del grial y
encarnación humana del arquetipo de la Diosa.
Tanto
Jesús como Magdalena vivieron en Egipto y fueron reconocidos como
iniciados por las escuelas de misterio tanto de Oriente Próximo como del
antiguo país del Nilo. Las propias escrituras cristianas canónicas y
apócrifas mencionan que la supuesta familia de Jesús viajó a Egipto en
varias ocasiones.
A
María Magdalena también se la conoció como la egipcia o sacerdotisa
negra, aunque el arte sacro casi siempre la representó con el cabello
rojizo, quizá para remarcar el color iniciático de la diosa.
A
las Sacerdotisas de la Diosa también se las conoció como Hijas de la
Luna, aunque este símbolo se apartó de María Magdalena y se le atribuyó a
la madre humana de Jesús, a la que se le confirieron posteriormente
algunas cualidades divinas en un intento de disminuir a la auténtica
Sacerdotisa, a la que la Iglesia cristiana patriarcal siempre temió.
Distintas maneras de representarla:
La Magdalena muchas veces es representada con el huevo cósmico, el germen de la creación, otro de los símbolos de la Diosa. Otras, pintada como una gran señora, conferida del más alto rango: una Madonna. Y también desnuda, pecadora, tan sólo reconocible por su larga melena. Aunque una sacerdotisa sagrada no tendría porqué ocultar su cuerpo como generador de pecado, ya que para la diosa el cuerpo es santo y es templo de amor e iniciación.
La Magdalena muchas veces es representada con el huevo cósmico, el germen de la creación, otro de los símbolos de la Diosa. Otras, pintada como una gran señora, conferida del más alto rango: una Madonna. Y también desnuda, pecadora, tan sólo reconocible por su larga melena. Aunque una sacerdotisa sagrada no tendría porqué ocultar su cuerpo como generador de pecado, ya que para la diosa el cuerpo es santo y es templo de amor e iniciación.
Igualmente
ha sido representada con un manto verdinegro, leyendo alguna escritura
sagrada (el libro de los secretos) y junto al famoso vaso de alabastro,
que tan sólo puede portar la alta sacerdotisa.
Myriam
es la guardiana de la tradición sagrada, la guardiana del grial, la
representante del genuino culto de la diosa, milenariamente más antiguo
que cualquier religión patriarcal.
Junto al vaso del óleo o perfume sacro, que porta María de Betania, otro de los nombres de la Magdalena.
También
se la representa junto al sepulcro del iniciado que ha resucitado, tal
como marca el canon iniciático tradicional de los ritos de la
antiquísima religión y que el cristianismo únicamente se apropia.
Otra representación es despidiendo a Jesús y enmarcada con el halo de la santidad, o mejor dicho de su alto grado espiritual.
María
Magdalena, después de su llegada a Europa marchó a un macizo montañoso
donde finalizó sus días como ermitaña. De ahí su desnudez y sus cabellos
extremadamente largos. Tras su muerte los ángeles la llevan
inmediatamente al Cielo.
Los
artistas insisten en el símbolo del vaso de alabastro, portador del
perfume de nardos o del aceite sagrado con el que se unge al Elegido, el
Cristo en griego, el Mesías en arameo.
Pero a pesar de la discriminación hacia Myriam- Magdalena no debemos olvidar que ella fue quien ungió al Señor, al Cristo.
Aunque
por nuestra tradición cristiana hemos perdido el contacto y el
conocimiento con las guardianas de la Tradición Bipolar y de la
Tradición Femenina de los Arquetipos Divinos siempre podemos recrearlas a
través de la aproximación de la imaginación al matiz místico o sensual.
El
símbolo de la sacerdotisa y el renacimiento es representado por la
resurrecta ave fénix. Para muchos el Grial, la Piedra Filosofal y el Ave
Fénix están entrelazados bajo un mismo misterio. Y en todos esos casos
no puede faltar la alquimia que aportan las sacerdotisas de la diosa.
No
habría resurrección de Cristo sin María Magdalena, ni de Osiris sin su
hermana-esposa Isis. Ni hay revelación grialiana ni grial sin sus
portadoras, magas y sacerdotisas.
Como
decían los alquimistas: no hay alquimia sin lo femenino, ni misterio
sin la mujer. Y Jesucristo también dijo en un Apócrifo que no hay mayor
misterio que el de los Esposos. Se refería por supuesto a la religión
bipolar de la diosa, que luego los patriarcalistas persiguieron.
Otro
simbolismo deque es una sacerdotisa grialiana: la barca sagrada que
conduce mágicamente a Avalón, el manto rojo de la iniciadora, la túnica
morada que designa su alto rango espiritual, la luna representando a la
diosa, las palomas que igualmente representan a la Diosa o sus
guardianas, la barca que tiene cabeza y cola de dragón, el lago que
prefigura el viaje del alma a través del subconsciente para acceder a la
realidad del Otro Mundo, y hasta en las aguas del río podríamos tal vez
descubrir al salmón del conocimiento.
Con
otra barca, dirigida en este caso por la diosa Isis (en primer lugar
presidiendo el grupo con su famosa corona sobre la cabeza) guiando a los
demás dioses.
Otra
diosa o sacerdotisa sería Tanit, uno de los nombres más famosos que
recibió la diosa en la riberas del occidente del Mediterráneo y las
tierras beréberes del Zagreb.
Con la lechuza de la sabiduría, que confiere el poder de la iniciación.
Con un rosetón que también representa a la diosa y que preside las puertas del Templo.
Desnuda
ante su diosa la Luna, símbolo de la Gran Madre. La belleza de la luna y
su poder sobre las aguas y la vida en la Tierra hizo que casi todos los
pueblos la identificaran con la Diosa.
Y hay una extraña relación de los lobos con la luna y por tanto con la Diosa o sus sacerdotisas.
Lobos
y brujas fueron denostados y perseguidos como seres diabólicos. En
realidad la causa fue la relación de este animal totémico con la Diosa.
También la mujer ha sido denostada, humillada o sometida durante miles
de años, y así continúa siendo aún en algunas sociedades.
Lobo,
luna y mujer: una combinación peligrosa según los patriarcalistas. Por
algo a las mujeres que no se sometían a los dictados del hombre se las
llamaba lobas durante la Edad Media. Loba,
bruja y prostituta: tres apelativos que sufrieron las seguidoras de la
Diosa durante muchos siglos de persecución y opresión. Por algo no es de
extrañar que María Magdalena fuera identificada también con una
prostitura, es lo máximo que podían atribuirle debido a su incontestable
cercanía a Cristo y la preferencia de éste hacia ella, tanto en los
Apócrifos como en los Canónicos. ¿Acaso no se presentó resurrecto ante
ella en primer lugar, antes que a los Apóstoles o a su propia madre
carnal?
También se la representa como Diana, la Cazadora, otro de los antiguos símbolos y nombre de la Diosa.
Sus
nombres fueron incontables, dependiendo de cada tiempo y cultura, o de
la faceta arquetípica de ella que se quisiera remarcar.
Como
diosa con forma humana, o simbolizada por un animal totémico, el
principio generador de la realidad del mundo fue considerado en la más
remota antigüedad como una fuerza cósmica femenina que penetra la vida
toda.